El fin de semana pasado, en Monza, Max Verstappen volvió a dar un golpe en la mesa de la Fórmula 1. Uno que tal vez resulte definitivo, ya que consiguió algo que nunca había logrado antes, subir al podio de un circuito que se le resistía, por delante además de los ídolos locales de Ferrari. El corredor de Red Bull hizo una carrera prácticamente perfecta y terminó primero, un puesto que ha repetido ya en once ocasiones durante esta temporada, cinco de ellas seguidas en las últimas tantas carreras.
La trayectoria del neerlandés en este campeonato está siendo absolutamente incuestionable. Ningún piloto es capaz de acercarse siquiera a lo que el de Red Bull está consiguiendo. Ni siquiera un arranque renqueante, dando ventaja al monegasco Lecrerc, le ha impedido ir a por el récord de victorias en una misma temporada. Está a tan solo dos de igualar a Schumacher y Vettel, y a tres de superarles. De hecho, ya es favorito para vencer también en el GP de Singapur, donde podría convertirse matemáticamente en campeón, a falta todavía de cinco carreras.
La situación es tal que incluso muchas casas de apuestas ya han eliminado el mercado de Campeón Final, dada la tremenda ventaja con la que cuenta el holandés sobre sus competidores. Todos saben que Verstappen será el número 1 este año. La única duda que queda por resolver es cuándo lo certificará.