Estaba cantado. Las casas de apuestas habían borrado incluso la opción de escogerle entre los favoritos a ganar el Mundial, por lo evidente de su victoria final. Se sabía que Max Verstappen, piloto holandés de Red Bull, se llevaría el campeonato por segundo año seguido. Lo único que nos quedaba por saber era cuándo se produciría esa victoria. Finalmente, Japón coronó al bicampeón en un final muy ajustado y deslucido, ya que el propio piloto no pudo festejar hasta varios minutos después de terminar la carrera, cuando le confirmaron que, efectivamente, ya era matemáticamente campeón del mundo.
Verstappen ha controlado este campeonato de principio a fin y su victoria es más que merecida. Va camino de batir, además, el record de puntos y carreras ganadas en un mismo año. Todo un logro para un piloto que aspira a marcar una época en esta competición, ya que todavía le queda mucho. Talento, sangre fría, experiencia y un equipo que siempre apuesta a ganar son los ingredientes que han llevado al neerlandés a revalidar su título de campeón del mundo, en un campeonato donde Lecrerc, su máximo rival al principio, ha terminado por desinflarse con el paso de las carreas.
Todavía le restan tres carreras más a la temporada, pero con esta victoria ya está todo prácticamente decidido. El Mundial de Constructores será para Red Bull, a pesar de la sanción por superar el límite presupuestario, y el resto de equipos ya están pensando en el año que viene y en todo lo que hay que mejorar para poder siquiera hacer sombra a Red Bull y su piloto estrella.